Cocina teatral II
(Enlazando con fragmento I)
B. Nada, nada.
A. Eres un pendejo.
B. Se parten de risa. Deben haberse pimplado unos cuantos litros, porque para estar sentados ahí con este frío y echando esas carcajadas.
A. ¡Cómo eres! Luego dices.
B. ¿Y ahora qué pasa?
A. Si están sentados en la calle en invierno y se lo están pasando bien, es que están borrachos. ¡Hace unos años hacíamos cosas parecidas y podíamos llevar un par de cervezas en el cuerpo, o ni eso!
B. No sé... Nosotros nos lo montábamos de otra forma, ¿no?
A. (Mirada irónica)
B. Bueno, por esta vez te voy a dar un poquito la razón porque me pillas cansado, pero no te acostumbres.
A. Vale, papi. ¡Qué bueno eres, papi! ¿Me das la propina, papi?
B. Papi te va a dar una leche como no te calles.
(Pausa. Sonríen.)
A. ¿Estás seguro de que va a venir?
B. Que sí, hombre. Nunca fue puntual, pero si dijo que viene es que viene.
A. ¿Cómo la encontraste? Estaba ya castigada hace años.
B. Pues imagínate ahora. A todos la vida nos va dando golpes, todo depende de qué tal los encajas; y ella siempre llevó la guardia bastante baja.
A. Siempre fue una buenaza pero con muchas neuras, y encima se buscaba tíos conflictivos. Y eso te incluye a ti.
B. ¿Ves? Todo depende de qué lado estás en la plaza. Para mí fue muchas cosas menos una buenaza.
A. Aquello pasó hace mucho tiempo, pasa página de una vez.
B. Ya sabes que yo no he leído tanto como tú, lo de las páginas me cuesta.