El coste de oportunidad

De mi vieja y casi olvidada carrera de Ciencias Económicas y Empresariales (yugo compartido por algunos de los miembros de esta pequeña comunidad de blogs), uno de los pocos conceptos en el que aún hoy me resulta útil pensar es el coste de oportunidad: precio de un bien o servicio en términos de otro u otros, dicho de otra manera, la cantidad de otros bienes que podría adquirir con las unidades monetarias que necesito para comprar uno determinado, así de...¿sencillo?

En nuestra sociedad de consumo globalizada es tal la oferta de bienes y servicios, así como su imparable crecimiento, que resulta muy complicado construirse un criterio personal certero para la toma de decisiones. Para mejorarlo hay que manejar un mayor volumen de información y el tiempo que empleamos para ello... también tiene su coste de oportunidad.

De todo esto se deriva que la positiva libertad que se genera en nuestras sociedades desarrolladas por este creciente poder de elección se ve oscurecida por la estresante necesidad por aprovechar todas las oportunidades posibles que ofrecen los mercados. Y si lo hacemos mejor que el vecino, el placer aumenta.

Pero, si os digo la verdad, este texto tenía algo de trampa, porque lo que menos me lleva a la reflexión son los productos materiales; el problema es que esta tendencia también está contaminando las relaciones personales, y ahí sí que no trago con actitudes resignadas y derrotistas; ni siquiera con las mías.

El miedo que no cesa

Esta mañana terminé de leer un cómic de calidad, de los que, al menos a mí, me dejan un poso más penetrante que muchos "libros" de tres al cuarto. Tendrá como máximo cincuenta páginas, pero la profundidad poética de sus imágenes y sus textos ha hecho denso su recorrido. Por si a alguien le pica la curiosidad, edita LA FACTORIA DE IDEAS y su título es "the Birth Caul", traducido en español "el Amnios Natal"; el guión pertenece al gran Alan Moore y los dibujos a Eddie Campbell, y habla del significado de nuestras vidas mirando hacia atrás, a la infancia, al nacimiento, al feto, al origen de todo.

Era casi imposible no tener algún tipo de inspiración, y ha surgido esto:

Los hombres esperaban

detrás de la puerta

Podría intentar huir

por una ventana trasera

pero algo me mantiene

desde muy dentro

inmóvil

Oigo sus pesadas respiraciones

quizá sean una docena

no debo moverme

este viejo suelo cruje

como risa de hiena

Sin embargo

deseo saber

Silba ronca

la tierra desplazada

se mueven

seguramente buscan otra entrada

No quiero sentir este miedo

transformarle

en afilada rabia

poder de milagrosa lucha

Cuando abra los ojos seré fuerte

Cuando abra los ojos

Interpreto la tierra
que me sostiene.
Gente orgullosa y sedienta,
ciegos todos caminamos
llenos de soledad discreta.

Dicen que ya no eres quien eras,

perdiste la amplitud en la mirada

y tu voz es un racimo de hilillos mojados.

¿Por qué tu inexplicable flaqueza

me fortalece tan amargamente?