Miniescena II
A. Nada, repaso el periódico. Siempre saca mi lado más nostálgico, pero también el más crítico. Ya sabes, me encanta curiosear lo que publican los antiguos colegas, pero me calienta ver cómo los años sientan mal a más de uno. Pero bueno, cada uno sabrá porqué dice lo que dice y porqué escribe lo que escribe.
S. Perdóname el chiste fácil, pero oyéndote se diría que más que crítico eres críptico.
A. El juego de palabras no está mal, por esta vez te voy a perdonar.
S. Pero ya sé por dónde vas: la mayoría de tus compañeros se han convertido en cómodos asalariados y han olvidado el verdadero espíritu de la profesión., ¿no?
A. Fffff, más o menos, en este caso me molestaba el tono sensacionalista que dan a informaciones que no lo merecen. Pero bueno, escandalizarme a estas alturas es bastante ingenuo por mi parte.
S. Mientras te sigas escandalizando es que sigues estando en forma.
A. Supongo que sí. ¿Crees que soy demasiado vehemente?
S. Bueno, unas veces eres vehemente y otras cabezota.
A. Ahora el que juega a ser críptico eres tú, pero no hace falta que lo aclares, te entiendo de sobra. Voy a dejar el vaso a la cocina, así estiro las piernas. Si tardo más de veinte minutos, es que me he perdido.
S. Déjalo, ya lo llevo yo.
A. No, hijo, tú ponte a trabajar. Mientras pueda, necesito moverme algo. Además, estoy lleno de energía gracias a la leche enriquecida.
S. A ver si con tanta energía te vas a tropezar.
A. (Incorporándose con dificultad) ¡Hasta la vista, camarada!