El TAC,TAC llamando a mi puerta
Inauguré este blog con algunas palabras sobre teatro, ese amigo intenso que pregunta a quien quiera escucharle. Pues bien, la pasada semana disfruté del TAC (Festival de Teatro y Artes de Calle de Valladolid, VI edición), otro privilegio de esta ciudad que trata de renovarse y en algunos aspectos, basicamente externos y vendibles, consigue.
A semejanza de otros festivales, tiene consolidadas una sección oficial y otra paralela, "off" para los "fashions victims". Cada año más compañías, más variadas las propuestas, más gente en la calle sonriendo y poniéndose de puntillas para ver el trabajo de los actores, ojos encantados de niños aún sin desencantar y corazones de viejos teatreros como el menda aireando sus pulsiones.
El teatro de calle tiene la simbología adicional de liberar a actores y público de las barreras de las salas tradicionales, el viento que mueve tu pelo también desordena el de los actores y la participación del público es constante. Nos recuerda que en el pasado había otras formas de entretenerse y comunicarse más allá de nuestra casa, televisión, móvil e internet, formas que exigen ofrecernos unos a otros un pequeño tiempo, un espacio,una historia y unas sensaciones: a esa convergencia en un momento de vida yo le llamaría rito sagrado.
¿Cuánto lastre luchamos por quitarnos cada día para recuperar nuestro ser sagrado?
Fíjate qué preguntas más raras me obliga a hacerme un festival de teatro.
A semejanza de otros festivales, tiene consolidadas una sección oficial y otra paralela, "off" para los "fashions victims". Cada año más compañías, más variadas las propuestas, más gente en la calle sonriendo y poniéndose de puntillas para ver el trabajo de los actores, ojos encantados de niños aún sin desencantar y corazones de viejos teatreros como el menda aireando sus pulsiones.
El teatro de calle tiene la simbología adicional de liberar a actores y público de las barreras de las salas tradicionales, el viento que mueve tu pelo también desordena el de los actores y la participación del público es constante. Nos recuerda que en el pasado había otras formas de entretenerse y comunicarse más allá de nuestra casa, televisión, móvil e internet, formas que exigen ofrecernos unos a otros un pequeño tiempo, un espacio,una historia y unas sensaciones: a esa convergencia en un momento de vida yo le llamaría rito sagrado.
¿Cuánto lastre luchamos por quitarnos cada día para recuperar nuestro ser sagrado?
Fíjate qué preguntas más raras me obliga a hacerme un festival de teatro.
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